domingo, 4 de marzo de 2018

Para Adeline




Escucha los truenos buscar su nido entre las ramas, oye quebrarse escarabajos contra las bombillas o la lluvia, y no le duele, no piensa en esa oscuridad, se deja ir, sumergirse sin protestas, en la noche honda del río, sin exclamar una palabra, no pregunta, ni por los bordes, ni las siluetas, las estrellas, lo sabe, no le pertenecen, alumbran, eso es todo, y llueve, largo, sonora
Algo ha empezado a crecer en sus mejillas, una mugre, una tela de araña oscura, delgada, el paso del día, uno tras otro, trasegar indiferente por la corriente silenciosa, a lo sumo un loro, en el hombro de una niña come pescado, y alguien llora, y alguien canta, y alguien amarra mejor su cuerpo al vaivén
Todo esto tiene algún sentido, pero se ha perdido, bendición, perdido para siempre, en la noche revuelta de olores, el aire hiede a rostro fugado, queja de los espejos, maldice tanta libertad, se deja ir, dentro de un túnel, la luna en el agua, ha perdido la coordinación de movimientos, las palancas quietas, en calma se desgaja el cielo, todo hecho del mismo lodo maravilloso
Desde una altura indefinida, oye el aire pasar en el tabaco, la lumbre pobre brinda su coincidencia, para verte, encontrarte, perderte, saber que vives, que estás, avanza, avanza.

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